El personal es muy amable, aunque hay que preguntar por alguien que sepa inglés, porque el primer señor que me atendió solo sabía francés.
Las camas comodísimas, en general es muy confortable, la decoración acogedora y con detalles. Todo muy limpio.
Desayunamos allí con productos locales y mermeladas artesanas, todo muy bueno, recomendable.
La ducha es un poco pequeña, por lo que no me pude mover mucho dentro, pero cumple su función.
Nos alojamos en una habitación triple y tenia un cuarto a parte con la tercera camita, lo cual nos pareció muy acogedor.
Lo que mejoraría son los enchufes, ya que dos de ellos parecían no tener corriente.
Estamos muy agradecidos porque llamamos para avisar que llegaríamos más tarde, cuando ya no habría nadie para recibirnos, y nos facilitaron el código de la entrada y la localización de la llave de la habitación, para poder subir por nuestra cuenta. Fue genial.
Recomendable si vas a visitar la Ile de Brehat porque el barco está muy cerca en coche.
Repetiremos allí.